“(…) “Esto es cosa del diablo. Él sabe que cada vez falta menos para el día de la llegada de Jesús y está aprovechando el tiempo que le queda. Y está haciendo bien su trabajo”.
Son cerca de las 12 del día del domingo 5 de noviembre y un hombre armado con un fusil de asalto AR-15 ingresa a una remota iglesia ubicada entre los campos de Estados Unidos, específicamente en el estado de Texas. El hombre de unos 26 años entra y divisa la multitud cristiana que en esos momentos reza en paz, de pronto... el horror. Disparos indiscriminados salen de su humeante arma hacia los cuerpos devotos. La muerte se manifiesta una vez más en las tierras del norte, el saldo, 26 muertos y una veintena más de heridos, entre ellos niños y ancianos. El atacante (que resulto ser un ex-militar, que fue expulsado por indisciplina) es alcanzado por el disparo de un vecino, herido cesa los disparos y rápidamente huye en su coche del lugar. Unos sujetos lo persiguen a gran velocidad por varios minutos, mas tarde es encontrado muerto en su propio coche, el atacante tomo la desicion de suicidarse. Por nuestra parte celebramos la tragedia hecha masacre, nos alegra enterarnos que sangre cristiana haya sido derramada. Así como hace cientos de años atrás en nombre de su podrida religión asesinaron a y adoctrinaron a miles de aborígenes indómitos hoy se les devuelve un poco la mano. Los espíritus de los indios nativos exterminados se regocijan ante esta masacre cristiana. ¡Balas contra los fieles y sus iglesias! ¡Mas demonios anticristianos en la tierra!
“(…) Dentro los fieles celebraban su fe. Fuera Kelley apretó el gatillo. Rodeó la iglesia regando de balas el interior y luego entró. Siguió disparando. A algunos los mató acercándose a ellos y ejecutándolos a sangre fría. La víctima mayor tenía 77 años de edad y la menor apenas año y medio. Alrededor de una docena de menores fueron asesinados por Kelley, según avanzaron las autoridades. Allí dentro, en esa iglesia hecha infierno, murieron a balazos una abuela de la pareja del asesino, una mujer embarazada de ocho meses y sus tres hijos; murió la hija de 14 años del pastor de la iglesia; murió un jubilado que se dedicaba a ir por cárceles a leerle la Biblia a los presos; murieron ocho miembros de una misma familia; y una pequeña se salvó, escondiéndose bajo un banco(…)”.
*https://elpais.com/internacional/2017/11/06/estados_unidos/1509996248_050255.html